Capitulo 20

Jose vive la vida através de los ojos de su amado. Su hijo es su luz pero Fernando es su vida. Lo domina y Jose se lo permite todo. Fernando se siente orgulloso de haber logrado poseer a ese chico hasta tal punto que la voluntad de Jose es Fernando. Jose se da perfecta cuenta que Fernando lo trata como a una prostituta al que encima ni paga y además Jose le tiene que hacer de criado pero lo ama y por él está dispuesto a aguantar eso y cualquier otra cosa. No tiene descanso, cada noche tiene que estar con un hombre (generalmente no menor de sesenta años) diferente. A veces hasta dos o incluso alguna vez hasta más. Luego de estar con esos hombres Jose se da una ducha y llora. Igual se siente sucio y le consolaría refugiarse en los brazos de su amado. Necesita el calor de Fernando pero éste lo rechaza.
--me da asco estar contigo cuando has estado con otro hombre y encima un viejo ¡¡da asco¡ --le dice con desprecio.
Jose le suplica.
--no me hagas esto. Te necesito.
Fernando lo trata con frialdad.
--¡¡no te hagas la victima¡¡ ¡¡escucho como jadeas. A veces parece que te guste más estar con los otros que conmigo.
--no seas injusto --llora Jose
Fernando le habla con mucha ironía:
--En vez de quejarte tanto me tendrías que estar agradecido porque te doy la libertad de tener todo el sexo que quieres. Yo es que no le veo el problema. Siempre te has comportado como una puta pues almenos ahora le sacamos provecho a tu vicio. No tengo yo la culpa que seas un vicioso, una puta marica pero de las buenas… ¡¡menudo agujerazo tiene tu culo… te has metido de todo¡
Jose lo mira con ojos llorosos:
--Yo te amo --le dice con un hilo de voz-- si hago todo lo que tú me dices ¿porque no te cansas de humillarme?
Fernando sonríe con orgullo. Lo estrecha entre sus brazos. Lo siente vibrar. Derretirse en él y eso le gusta. Lo besa apasionadamente y luego con cara de burla le dice:
--me gusta saber que estás dispuesto a todo por mi y es que así tiene que ser. Las putas como tu tienen que tener un macho a su lado que las sepa llevar y sacar provecho de que os guste tanto el sexo.
Jose lo mira herido. A veces siente que lo odia, que podría dejarlo pero apenas es un segundo. Cuando Fernando lo besa y lo acaricia, cuando le hace el amor se le olvida de todo. Lo ama y momentos como eso son un regalo para Jose y compensan todo los malos tragos que le hace pasar. Le gusta despertar a su lado. En la mañana hacen el amor y Jose es tan feliz. Luego siempre es frio y lo humilla pero aunque Fernando lo trata como si no valiera nada Jose, lejos de huir de él, lo ama cada vez más y eso aumenta aun más el ego de Fernando.





Semanas después… Fernando pasea a toda velocidad con una gran motaza que se ha comprado gracias al dinero que le saca al cuerpo de Jose. Se sorprende al ver a su padre. Están en las afueras de la ciudad. En un lugar en dónde Fernando no imagina lo que hace su padre. Lo que más le sorprende es que su padre se reúne con una chica. Apenas de 14 años que lleva un bebé en brazos. Fernando se acerca a escondidas. Así descubre que esa adolescente ha sido la amante de su padre y ese bebé es hijo de ambos. Fernando siente bronca por su padre, pena por ese bebé que es su hermano. El padre de Fernando entrega a la madre un sobre con dinero.
--¡ahora olvida que existimos¡
A la joven le da pena deshacerse de su hijo pero le asusta demasiado lo que ha pasado, no sabe cómo enfrentar la maternidad.
--¿y qué harás con él? --llorosa.
--¡No es tú asunto¡
Fernando sigue a su padre que se lleva al niño y su sorpresa no tiene límites al ver ¡¡que lo mete en una bolsa de basura y lo tira a un contenedor de basura¡ Nadie lo ha visto, sólo el joven Fernando que es el que rescata a su hermano. El bebé no deja de llorar. Fernando pone a ese bebé en brazos de Jose y al fin calla. Jose está algo desconcertado.
--¿y este bebé?
Fernando se muestra brusco.
--¡Se llama Fernando, un amigo mío tiene un abuelo juez que se acostará contigo todas las veces que él quiera pero a cambio a notará a este pequeño como hijo tuyo¡ ¿no querías ser padre? ¡pero ahora tienes dos¡
Jose siente algo en la mirada de ese bebé que lo llama a quererlo, a protegerlo. Tal vez sea que siente que lleva la sangre de su amado.
--pero…
Igual está algo desconcertado. Fernando no está dispuesto a darle una explicación.
--¡harás lo que yo te diga¡
--si pero, ¿de quién es este hijo?
--¡Mío¡
--¿¿cómo? –Jose aturdido.
--¡yo acepté a tu bastardo, un bastardo que tú quieres sólo porque te revolcaste con el cabrón de su padre, pues ahora quiero que aceptes como tuyo a ese niño que lleva mi sangre y mi nombre¡
Jose besa con ternura a ese bebé.
--Lo amaré como si fuera mi hijo pero ya que me tengo que acostar con ese viejo juez, ¿no podría arreglar los trámites y registramos a Juliancito y Fernandito como hijo de los dos?
--¡Eso más adelante…depende de cómo te portes¡
Fernando deja a Jose con ese nuevo hijo.
--¡límpialo… yo iré a comprarle cosas¡ --Fernando.
Y pese a que tiene su dinero, le exige a Jose que sea de la parte de Jose que como siempre no se opone.

El pequeño Fernando es instalado en su cunita. Fernando siente una sensación extraña con ese bebé que es su hermano. Su único hermano. Prefiere irse de la casa. A Jose le duele que lo deje solo. No le reclama. No es lo que necesita. Se siente feliz y amargado. Lo que más le calmaría es estar con él. No con sexo, no le apetece pero sabe que es la única manera de tenerlo. En la noche se encuentran. Y hacen el amor. Fernando es rápido. Lo justo para quedarse satisfecho él. Luego enseguida se queda dormido. En realidad lo finge. Jose duerme en los brazos de Fernando. Éste está a su lado. Lo mira con sentimientos encontrados. Se levanta. Va totalmente desnudo. Se pone el bóxers. Se acerca a la habitación. Los dos bebés duermen juntos. Mira con cariño a su hermanito. Sus ojos se llenan de lagrimas. Recuerda todos los maltratos que su padre ha sometido a su madre durante toda la vida. Recuerda con rabia que ella no ha querido irse del lado de ese hombre. Vuelve a la habitación. Mira a Jose con desprecio. Siente hacia Jose unos sentimientos que no entiende y que no puede dominar. No quiere alejarse de él y a la vez es como si le quisiera cobrar algo.